Chochán Fanzine, de Santa Fe

t_chochan_1Chochán Fanzine es la revista de un grupo de jóvenes poetas de la ciudad de Santa Fe, que publican periódicamente sus propios textos en una suerte de ritual que va desarrollando el gusto de una trama poética. Allí se puede ver experiencia, cronología, biografía y diversos tanteos y virajes de la escritura, que en rasgos generales se propone fuerte, directa y sobre ese eje, reflexiva. Los poetas que participan del proyecto son Ariel Aguirre, Jeremías Boer, Larisa Cumin, Agustina Lescano, Rosina Lozeco, Diego Planisich, Diego Oddo y Gonzalo R. Vega. La página se puede consultar aquí. La selección preparada presenta un texto de cada integrante.

 

Diego oddo

El cielo (no) existe

El cielo es una ilusión
un efecto de la dispersión de la luz
es el  infinito espacio exterior
el cielo es en realidad una capa de la atmósferat_chochan_2
como un techo celeste
pero el mundo no puede tener techo
porque no es una casa y es redondo
como una pelota que flota.
El cielo, entonces, es un techo ficticio
(un cielorraso)
de una casa ficticia
(la tierra)
de unos seres ficticios
(humanos)
que crean historias que los hacen sentir inmortales.
El hombre, entonces, creó el cielo y la tierra
el hombre, además, cree en el cielo y la tierra
porque es cuestión de supervivencia
aferrarse a las propias historias.
El hombre creó el cielo, la tierra,
sus dioses, mundos y batallas
como una película para ir viendot_chochan_3
mientras la deriva del globo
sigue su curso.
El cielo es lenguaje.
El cielo es fe.
El cielo existe.

 

Agustina Lescano

Impulso irónico

Veo todo rápido y me enojo
con mi impulso irónico
Un hombre pone la mano
en la pierna de una mujer
que ceba mates
o prepara el vino
con soda y hielo
para entibiar la comida
A ella le gusta el vino
puro y frío
Y a él le gustan las habitaciones vacías
con el piso limpio y una mesa
de madera lustrada
con el barniz más claro
para sentarse a ver llegar
el día de pintarla.

 

Gonzalo R. Vega

Jazz

Una vez leí: “el rock es una pileta,
El jazz es todo un océano”.
Pienso eso mientras
finjo escuchar un amigo.
La banda navega sobre un escenario
saltando nota tras nota
como si fueran troncos
para no hundirse en aquel océano.
Todo se desenvuelve a mi alrededor
y también en mi interior. Todo
sucede en una sincronía perfecta
mientras veo que te acomodas
en la punta del banco, posando
click.

Jazz
Una palabra que no puede
llevarse al castellano. Una palabra
que rebota por todo este lugar,
se rompe contra sus superficies
envuelta por la luz de los reflectores.
Hace rato me hablaste, pero no me podía concentrar
más que en tus labios morados,
culpa de algún vino.
Durante un tiempo fingí
que estaba tras tus palabras
y solo dije aprovecha en algún momento.
Más allá que éramos un recorte
de aquel instante, de aquel paisaje
fuimos uno
luego dos
yo fingiendo escuchar a mi amigo
vos acomodándote para la cámara.
Después no tenía nada más
y me fui
sin hablar
y aun así el lenguaje
circulaba por boulevard
como si todo fuera un océano
así, el jazz.

 

Ariel aguirre

La vuelta

Manejo, estoy hablando solo
fumo, escucho la renga y tomo
una lata de coca helada.
Hace media hora que tengo
puesta la primera, tengo los dedos
del pie dormidos. Hay una fila de autos
estancados como el agua que lava las casas.

Escuché eso en la radio,
que las casas de la vuelta del paraguayo
se estaban bañando, por eso puse la renga
y me compré una lata de coca
para no pensar
y para no enojarme con la gente
que corta la ruta porque la muni
les baña las casas con río.

Converso:
les dan casas de madera con piso
de barro y yo bardeo las motos que se cuelan.
Me estremece la idea de cruzar el puente
para volver a la tierra seca del mambo
del deber-ser, de visitar a la abuela postrada
de ver cómo se cagan en los pantalones
los canosos trajeados que para sentirse hombres
toman whisky y tiran escopetazos al aire
o al río que asea las casas de la vuelta del paraguayo.

Se… estoy un toque susceptible.
Es que anoche, verte, me descoloca.
Te firmaría las piernas con mi nombre
para que sean mías, como marcan las vacas
que toman el agua del río que lava
la costa de la vuelta del paraguayo.

¿Qué pasa con la poesía del litoral
cuando el río marrón, el azul, el negro
el que se delinea las cejas verdes de sauces
para enamorar la luna que se inmoviliza
grabada entre camalotes y flores, se traga
las casas de la gente que tiene los pies manchados
por el barro de la lluvia que hizo crecer el río
que chupa las cosas de la vuelta del paraguayo?

Tus impulsos felinos ronronean en el papel
y tu sabor trepida electrizante
fraguando las disposiciones de los líquidos.
Sos miel de desayuno moldeándose
en las oquedades grises
de un cielo todavía blanco.
Cielo empalidecido de ver
cómo sus nubes hincharon el río
que dejó tan limpitas las casas
de la vuelta del paraguayo.

 

Jeremías Boer

Querías cumbia…

Despierto antes de tiempo
mis amigos dicen que tengo que esperar
a que se me pase el mambo,
los ignoro por rebeldía natural.
Las paredes blancas, sucias por los años,
las manchas de humedad
y sus caras para nada amables
en el techo de la pieza;
en la calle son las dos de la madrugada,
mi vecino lava su Falcon verde
al ritmo lejano de una triste cumbia colombiana.
El tiempo detenido y la soledad
es un coctel peligroso.

 

Larisa Cumin

Uñas

Vuelvo a pintarme las uñas
siempre me costó mantenerlas
pero es una especie de catarsis
salir al patio y arrastrar el pincelito
mientras fumás.
Creo que mi abuela
-la más coqueta de las dos-
lo hacía por algo parecido
aunque lo hacía mejor
limaba, pulía, comparaba
y volvía a repetir
luego esparcía
toda la tristeza
que quedaba en el frasquito
una vez que lo agitó bastante
y quieta
esperaba que se sequen
-las manos sobre la mesa-
apenas se movía
para pedir que le alcance algo
ese era el único sector
del universo
que controlaba
donde todo estaba bien
brillante
uniforme
perfecto
claro está que el resto
de su vida era un desastre
y por eso la diabetes
el tabaquismo
el sobrepeso
la madre y el hijo
viviendo con ella
un sueldo que no alcanzaba
para pagar todo lo adquirido
que era todo
lo que quería tener
menos lo que podría
haber servido
para algo.
uniforme
perfecto
claro está que el resto
de su vida era un desastre
y por eso la diabetes
el tabaquismo
el sobrepeso
la madre y el hijo
viviendo con ella
un sueldo que no alcanzaba
para pagar todo lo adquirido
que era todo
lo que quería tener
menos lo que podría
haber servido
para algo.

 

Diego Planisich

Problema

Hay
un problema
geográfico
con el corazón:
no debería
estar
ahí

 

Rosina Lozeco

Los árboles se fugaron
hacia el este

Las uñas negras resaltan
en lo plateado del remo,
los canales del río, y las lagunas ocultas
mucho más allá de la costa
se dibujan y desdibujan
al ritmo de la creciente.
Bordeamos un terraplén
de vegetación flotante
hasta encontrar el tramo menos espeso,
cruzamos con el bote
por encima del camalotal
remando con fuerza,
haciendo a un lado las ramas
con los brazos.
Nos abrimos camino
flotamos en la laguna comprobando
la soledad, el silencio:
un irupé.
Llegamos al Leyes y otra vez mi viejo
me habla sobre los gringos
haciendo este arroyo a pala
sin saber realmente la magnitud
que podría alcanzar algún día.
Nos quedamos bien sobre la orilla,
los chicos pasan rápido sobre sus lanchas
con conservadoras llenas,
los viejos sentados en la barranca
controlan la línea.
Unir la Setúbal con el Paraná
una tarea ambiciosa,
nosotros subimos los remos,
saco las patas
una a cada lado del kayak,
siento la fuerza de los gringos cavando,
la corriente nos arrastra.