Darío Rojo: La sexta armonía

Presentamos La sexta armonía (Buenos Aires, Ediciones del Dock, 2018) de Darío Rojo, con los datos, una muestra de los textos y un comentario del autor.*

El poeta, traductor y editor Darío Rojo (Eduardo Castex, La Pampa, 1964) publicó los libros de poesía Astillero (Buenos Aires, La lámpara Errante, 1988), Campaña al desierto (Buenos Aires, Ediciones del Diego, 1993), Jimmy el gasolinero (Buenos Aires, Trompa de Falopo, 1993; Ediciones del Diego, 2000), Una civilización (edición de autor, 2002), Inmóvil en su afán (edición del autor, 2001), Emblemata (Buenos Aires, Selecciones de Amadeo mandarino, 2008), Una explicación para todo (poemas reunidos) (Buenos Aires, Gog y Magog, 2009), La sexta armonía (Buenos Aires, Ediciones del Dock, 2018). Junto a Mario Varela publicó los cuentos para niños El trabajo de los animales (Buenos Aires, Libros del Quirquincho, 1996). Formó parte de la revista 18 Whiskys y fue responsable de la editorial Selecciones de Amadeo Mandarino. Vive en Duggan, Provincia de Buenos Aires. Junto a Jorge Salvetti ha publicado diversas traducciones del inglés. En nuestra revista pueden leerse versiones de Wallace Stevens (Un anochecer cualquiera en New Haven, aquí) y de John Done (Problemas y paradojas, aquí).


La sexta armonía

Estar feliz y libre de toda preocupación es la primera armonía. Tener un ánimo favorable a una rápida captación es la segunda armonía. Un clima agradable con la correcta dosis de humedad en el aire es la tercera armonía. Una perfecta correspondencia entre el papel y la tinta es la cuarta armonía. Un repentino, espontáneo deseo de escribir es la quinta armonía.
Jiang Ku caligrafía (Shu pu)

Última parte

Quien, cual ministro, tuvo que enfrentar
el primer día del año la radiación del enigma:
¿cual es la diferencia entre dios y un fantasma?

Intangibles que expresan
imposibilidad de comprensión y tentativa.
Gráficos que han de distribuirse, impalpables,

sobre la cubierta mohosa de la realidad
como si resbalasen sobre un capot encerado,
en el que el prójimo

insonorizado por un agujero luminoso
en el centro de un óvalo de estrellas
aparece con un globo de historieta en la boca.

Estigma inmoderado por la simetría abandonada.
Puerta de un auto suspendida

en un plano del aire centrada en sí misma,
el interior ausente de vidrio en equivalencia
con el límite externo,

el mullido del fondo recortándose,
el degradado del color en el efecto,
el cincelado definitivo de la materia inerte,

van configurando
la imagen que destituye lo vivido y por vivir:
una bolsa de plástico

flotando sobre el agua agitada del mar,
escamas de un cuerpo de oxígeno
y memoria cubierto

por la sustancia opuesta: explosión en una caja.

Manos que emergen de la arena
y en el sitio los jugadores: Rodolfo, Jorge, Luis,
el otro Jorge, Carlos, Emiliano, Ezequiel.

* * *

Cerca de Catriló gira un cardorruso,
mi abuela, maestra, va de un pueblo al otro,
el conductor del auto putea

por las condiciones del camino,
mi abuela se espanta, me lo cuenta
en Mar del Plata, mi madre estaba en casa.

Tiempo atrás dos changas tupamaros
al entrar a la obra son advertidos
por el tamaño de sus respectivos cuchillos

—son para comer —

aducen como respuesta definitiva.
En el mismo lugar Sofanor el sereno
trabajó durante dos años en una cochera

llamada Jamemu donde se caracterizaba
por su gestos para dirigir
el estacionamientos de los autos,

su cuarto tenía las paredes de telgopor
y en ella después se colgarían pósters
de una marca denominada Robert Lewis.

Una tarde después de terminar
el encofrado con el mismo testigo
hablaron de La Pampa

con Antílopes y bueyes de agua,
del estímulo externo en el horizonte de sucesos,
de la simultaneidad de posesión y desapego.

Mientras en otra zona hablábamos
de un tiempo que nunca llegaría,
pensábamos en acompañar al pasado

en su acceso al futuro para aislarlo
en un eslabón sin posibilidades
de trasladar sus propiedades

a lo largo de una historia común
a toda una especie. Tiempo que es materia
y tecnología paralela:

simultaneidad del desconcierto
que aunque parece sacrificio
no es otra cosa que una conexión ocasional.

* * *

Hasta que un día por razones generales
en una cancha de tenis
la constante intermitencia de un único motivo

y múltiples sonidos
se convierte en una cúpula rellena de jirones
de plumas ascendentes

que caen en una continua cámara lenta,
a través de lentes astillados por polvo de óxido,
estrellas de polímeros rojos

enlozados en cuerpos oclusivos,
decadentes como esa flor en el florero

en donde la experiencia se superpone
a la negación de toda pérdida.
Una cúpula combada como un bosque

que nadie recorre ni puede ver por completo,
como aquel animal
que cada milenio es imaginado:

un gorrión taimado que camina y caga
preparando
las condiciones para un nuevo Pascal Day.**


** Nota. El Pascal Day consiste en permanecer un día de la semana sin salir del hogar y sin tener contacto físico con otro ser humano. El nombre surge de la sentencia de Blaise Pascal: Toda la desgracia de los hombres viene de una sola cosa, que no saben quedarse tranquilos en una habitación. El día elegido por los practicantes suele ser el miércoles. Según la mayoría de los testimonios se debe a que es el día que menos interfiere con las actividades habituales de los ciudadanos, aunque también parece estar relacionado con la idea, presente en los discursos de los acólitos, que uno de los regalos más importantes que nos ha dado el universo es la división secuencial del tiempo. Lo que además concuerda con la figura de Pascal como padre de las computadoras, quien abandonara las matemáticas para dedicarse a la filosofía y a la teología. De todos modos no son pocos los que creen que la elección del miércoles es un mero capricho.
Uno de los problemas con que se enfrenta el practicante es ¿cómo hacer para no ir a trabajar en esa especie de sabbat laico? Por eso es que la mayoría de las críticas acusan a los sujetos en cuestión de privilegiados laborales, aunque esto se suele expresar con variantes más agresivas. De todos modos queda claro que se trata de un fenómeno burgués relacionado con el teletrabajo y con el cuentapropismo.
Quienes viven en pareja enfrentan otro tipo de inconvenientes. En esos casos, hay técnicas específicas que hacen que el otro se cosifique, atenuando las emanaciones propias del ser humano.
Otro malentendido es el que asocia a esta práctica a las actividades artísticas. El Pascal Day es un día de actividad, y eso no necesariamente quiere decir que solo sea para pintar la capilla Sixtina. Todos tenemos tareas que exigen cierta concentración y que organizan nuestro cerebro para acometer la vida con mayor fortaleza.
A diferencia de un agorafóbico, que se inmoviliza frente a la presión del mundo externo, un partidario del Pascal Day siente esa presión y decide ver cómo es vivir un día sin ella. Está claro que no se trata de una fobia ni de la versión occidental de un hikikomori, en los que la calvicie toma la forma de tonsura.
De todos modos, uno de los testimonios más conmovedores de esta especie de ayuno de sociedad sea el de Arispe Quispe de Sucre, Bolivia: “Amigos míos, por favor entiéndame, no me inviten a beber los miércoles, no puedo explicarlo pero soy feliz de esa manera, muy feliz.”


* Carta al editor de la revista en la que el autor define algunos aspectos del libro y el poema

El agua y el aceite – Las cápsulas autosuficientes – Tensiones entre realidades -Pruebas lexicográficas de la inoculación – El argumento – La amoralidad de la belleza

José [Villa], aunque se suele usar como ejemplo de incompatibilidad al agua y el aceite, el contacto de estos elementos construye una imagen de una peculiar cohesión. Sobre todo cuando, por la distribución del aceite en un manto de agua, hay movimiento y estas dos entidades inertes se animalizan, cobran vida al empezar a dibujar. Algo parecido pasa con la tinta china, quizás en este caso sea un poco más hipnótico y con líneas más agudas, un reptar en vez del rodar del aceite, pero igualmente podemos ver cómo se rigen por leyes específicas que no es posible determinar ni tiene sentido hacerlo.

Así podríamos decir que se comporta la idea en el poema, al menos aquí.

Y es en este trafico interrelacionado en el que la idea al tomar contacto con las palabras del poema se transforma para abandonar parte de su naturaleza. La cápsula autosuficiente del texto inmediatamente descompone sus elementos y relaciona a su pares con una doble polaridad: microideas que buscan otras micro ideas que generan la magnética atracción y repulsión, después los conceptos van a por los componentes diferentes, las cadenas aglutinantes, emociones, giros musculares, unicelulares de colores vivos.

Entonces ahí sucede otro acontecimiento: la idea que en el mundo es frágil y plausible de degeneración en el texto se vigoriza y logra que lo que antes eran valores con un triste futuro se conviertan en tensiones entre realidades, armonías en un vacío perfecto, ahora con el poder de elevar o disolver a todo un grupo de palabras y así lograr la simultaneidad temporal del pensamiento, el concepto como el organismo de un circuito que estimula la complejidad que tienen las palabras para ofrecernos.

Por esto, y quizás sin ninguna relación: decimos, una uva es dulce, y la uva desapareció, y con ella su discreto óvalo, sus distintos elementos, su carnosidad, desgarro y letanía. Pero volviendo a la imagen del agua, en un principio para pensar esa relación se me aparecía la palabra inocular. Las acepciones del diccionario son

1. tr. Biol. y Med. Introducir en un organismo una sustancia que contiene los gérmenes de una enfermedad.
2. tr. Pervertir, contaminar a alguien con el mal ejemplo o la falsa doctrina. U. t. c. prnl.
3. tr. inculcar (‖ infundir).
Recién al final aparece como sinónimo inculcar, en donde aparece la idea y un valor positivo.
4. tr. Infundir con ahínco en el ánimo de alguien una idea, un concepto, etc.

Entonces, por qué no, inocular, todas sus acepciones.

Otro aliado de la idea es el argumento, de alguna manera en este libro un argumento podría ser la sumatoria de varios argumentos y estos al entrecruzarse van llevando a las ideas como si llevaran un barrilete, algo lejos, manejando la dirección que se comparte con un elemento inmodificable, el viento, mostrándolo a veces, ocultándolo otras, pero tratando siempre de tenerlo de la mano para que no se pierda.

Así es que el poema siempre dice más cosas que sus ideas, que las que tienen fruto, las que son malezas y las que no sabemos cómo llegaron ahí, las que por momentos se priorizan para que otras crezcan o se releguen, tampoco es su conjunto sino que es una realidad única, un discurso que solo un poema puede ensayar en la fiesta escolar.

De todos modos esto es solo un aspecto del tema, quizás más acertado es pensarlo como un ente, una sustancia vaga que da origen al poema. Al que le brindará la potestad de encontrar alguna respuesta, alguna iluminación y a la vez tendrá la certeza que nada de eso ocurrirá del modo planeado, pero si quedarán en su lugar restos de ese impulso, palabras enlazadas trazando el perfil de una idea. Pero con esto ya estamos lidiando con otra cuestión, el de la vinculación de la poesía con el conocimiento.

La literatura no tiene el mismo modus operandi que el conocimiento en el mundo espiritual donde el conocimiento modifica la percepción y continuidad de la vida, ni tiene relación con el conocimiento en la ciencia. En la poesía parecería que cierto carril paralelo avanza en la búsqueda de pequeñas verdades para hallar tanto lo verdadero como el núcleo mismo de la ilusión, pero manteniendo cierta dignidad como si esas verdades y mentiras estuvieran construyendo una realidad autónoma que solo contribuye a la amoralidad de la belleza, es decir a la construcción del poema en si, relacionado con todo el universo circundante y a la vez aislado por completo. Pero bueno, esto es otra cosa.



Links

Poemas. En Vallejo & Co. / Otra Iglesia es Imposible
Entrevistas. «Un vanguardismo en tono menor», por A. Munaro