Germán Arens. Mientras las vacas abrevaban cerquita

Mientras las vacas abrevaban cerquita
Germán Arens
Bahía Blanca, Hemisferio Derecho, 2020



Los ojos del cordero

Desperté…
Atravesé un largo pasillo.
Detrás de sus cuatro puertas
duermen mis abuelos,
mis hermanos,
mi tío y mi padre.
El baño es grande,
casi tanto como un espacio vacío.
Desamparado entre azulejos blancos
dejo el espejo detrás de mis espaldas.
No quiero mirarlo.
Tengo miedo de verme otro.

+

Cuando esos dos hombres
venidos del pueblo
instalaron el tanque australiano,
que hicieran el tanque
el envío incluía accesorios diversos.
Las chapas de un metro
de un metro de ancho y tres metros de largo.
Y entre ellas las juntas…
las juntas de unión

-Limpiando de año en año las paredes
evitaremos las adherencias del tiempo.-
Eso lo dijo el abuelo.

Nunca hubiéramos imaginado
tan niños nosotros,
que estábamos a días
de contemplar agradecidos a Diana en bikini
mientras las vacas abrevaban cerquita.

+

El cuchillo verijero
que se adentró en la agonía
de los ojos del cordero
que en una Gilera 200
desde el cuadro de los tamariscos
al corral de las leches arreara…
Es además de la rodilla
que sujeta la paleta
y la inútil mano izquierda
que despeja la garganta
corriendo la carretilla,
quien me ha iniciado
en los misterios de la muerte.

+

Los muertos sobre la puerta
y en marcos circulares…
Haciendo de la muerte
una redonda dilución
de recuerdos perdidos…
En gestos relacionados
a ese instante de memoria
en que esos muertos
no pensábanse muertos.

Cuando el despierto por las noches
con ganas de mear
suelo observarlos con una linterna
que intermitente va desde sus caras a la pelela.

+

Berguer,
el peón que duerme en el cuarto
contiguo a la herrería
y se entusiasma con los floreros
de Secundino Cabezas
además de habérsele animado
en sus años jóvenes,
según cuenta el abuelo,
el potro más bagual
sin tener un por qué para animarse
me preguntó:

-¿Qué estás leyendo Germán?

+

En la televisión, por el canal del pueblo
pasaron el aviso que publicara Berguer.

-Se ofrece en venta
un caballo de pecho y de andar,
rosillo calzado de cuatro,
malacara de diez años,
con cola al garrón
de buen hueso y alzada.
El vendedor da garantía de oficio y mansedumbre.
Si hay un interesado
comunicarse al teléfono 432127,
se darán demostraciones.

Al rato conectaron con un canal de Buenos Aires
y aparecieron varios argentinos exitosos.

+

Los domingos
cuando el tío juega al fútbol de local
vamos al pueblo.

Después visitamos a Emma.
Ella se está muriendo de a poco
y no sale de su cama.
Tiene los ojos redondos
y la cabeza casi pelada.

A última hora
pasamos por el cementerio.
La abuela le deja flores a Edgardo
y el abuelo dice lo mismo de siempre:

-Hay tantos Arens en este lugar que dan ganas de quedarse.



Links

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Más poemas del libro. En «Otra Iglesia…»