Germán Arens: El libro de mamá

f_germanarensLa editorial Barnacle presenta El libro de mamá (Buenos Aires, 2018), de Germán Arens. A continuación, una muestra de la obra y comentarios del autor sobre ella.*

Germán Arens (Bahía Blanca 1967) publicó Pueblada (Buenos Aires, Ediciones en Danza, 2008), Versos de Gabino (Buenos Aires, El Suri Porfiado, 2009), Los ojos del cordero (Buenos Aires, El Suri porfiado, 2010), En una nave comandada por Enrique unos pocos hombres abandonamos la Tierra (Bahía Blanca, Vox, 2011 – Arica, Chile, Ediciones Cinosargo, 2013), Siempre creí que los zombis eran los protagonistas de un subgénero del cine de terror clase B (Bahía Blanca, Vox, 2013), Cinco pájaros de un tiro (Rosario, Neutrinos, 2014), Cagliero (Buenos Aires, El Ojo del Mármol, 2015), Agitando el insecticida (Córdoba, Editorial Borde Perdido, 2015), Desiderio (La Plata, Club Hem – 2016), ¡Oh, qué lugar más bello! (Buenos Aires, Barnacle, 2017). Ha sido publicado en antologías, editoriales cartoneras, plaquetas y revistas. Como músico, es cantante de tango y del grupo La Puñalada, de Bahía Blanca.

Textos de El libro de mamá

2 de octubre de 2016

Después de casi un mes encendí un calefactor que ya había apagado. Precisamente hoy que empiezan a regir las nuevas tarifas. Hace frío; quizá se hizo sentir por la lluvia y la dirección del viento. Los porcentajes aplicados son altos en comparación a los precios que había en Bahía Blanca. Las tarifas que pagan los usuarios de CABA son diferentes a las del interior, es evidente al observar los importes devengados por igual consumo. En esta zona el incremento será gravoso para todos. Más para las familias con ingresos fijos no actualizados.

 

11 de octubre de 2016

Heráclito hacía referencia a que el perro ladra cuando «adivina» o intuye las intenciones aviesas de la gente al no reconocer en ella la lealtad de sus emociones.

 

13 de octubre de 2016

He visto demasiada pobreza y sufrimiento. Me refiero a mujeres que han colaborado conmigo cuando mis hijos eran muy pequeños y yo vivía agobiada por responsabilidades que no había imaginado. Quién sabe en ese momento no fui consciente de que la vida para ellas transcurría con dolor. Recordé a Dora Lisa, una señora de nacionalidad chilena que me recomendó otra que trabajaba en una casa vecina. «Le va a tener que enseñar», me dijo; no sabe de trabajo doméstico. Recuerdo que comentó: «ni limpiar el vidrio de una ventana porque no lo tuvo». Dora Lisa, con su sufrimiento a cuestas, su silencio y humildad me ayudó dos o tres años. Después me fui de Bahía Blanca. Cuando volví la busqué y trabajó de nuevo conmigo, aunque por poco tiempo ya que vivíamos muy alejadas. Dora Lisa hacía todo perfecto. Es que según su «comadre» no sabía hacer nada. Tengo mucho que reconocerle y contar acerca de ella. Quién sabe qué será de su vida.

 

18 de abril de 2017

Los grandes cuadros de padres ya desaparecidos sobre la cama de una plaza en un cuarto muy pequeño perteneciente a un hombre opaco, siempre callado y en apariencia triste, me impactaron; no los olvido desde que tenía menos de ocho años. En esa época fui muy curiosa y andariega. Mi mamá trabajaba todo el día. No conseguía tenerme quieta; me parece que es la causa por la que fui a parar pupila hasta que me «santifique» un poco. Enfrente a mi casa había una tienda. Uno de sus socios, al que me refiero, vivía en el lugar. Yo entraba por el patio en medio del cual había un aljibe. Entraba a su habitación. Ni se enteraba. Me atraían esos retratos. Todo sabía a soledad.

 

15 de junio de 2017

No me explico por qué causa la maestra que tuve en 6° grado, siendo una persona grande, quizá desde mi apreciación y que estoy segura no sentía afecto alguno por mí, me encomendaba lo más difícil o lo que más así me resultaba, como es toda exhibición pública o «artística»: recitar poemas, leer discursos; nunca lo olvido. Le agradezco a la señora Manuela con ciertas reservas, me haya encargado recitar «Nido de cóndores!» de Olegario V. Andrade. Me acordé al relacionarlo con unos pequeños versos que me hicieron decir un 25 de mayo, a los 6 años; aunque esa vez recuerdo haber tenido más entusiasmo por declamarlos. Era escuela pública a la que yo asistía. Después, en el colegio religioso: María Auxiliadora, salesiano, de los más exigentes, jamás me sentí superada en nada. Toda expresión «artística» era sugerida y encaminada con la suavidad y dulzura necesarias para el aprendizaje, tan propio de las Hermanas. También a los 9 años fui alumna pupila del Colegio Euskal Echea de Buenos Aires. Nos se diferenciaban en nada. Aunque prefiero a las Hermanas Salesianas. Son más sencillas.

 

7 de noviembre de 2017

Todo sucede como tiene que ser. Hoy 07 de noviembre dos de los gatos que están con nosotros cumplen dos años: Martin y Bianca (nombres que yo les di). Ni siquiera los nombres de mis hijos elegí. No sé la causa por la que no me seduce otorgar nombres. Desde ayer a la tarde Martin no está. Por primera vez salió de su recinto. Creció, se hizo adulto; decidió incursionar en el mundo justo el día de su cumpleaños. No sé si volverá. Aquí estoy esperándolo.

 

*  Nota del autor.

El libro de mamá, de Germán Arens, Buenos Aires, Barnacle, 2018

En mis primeros devaneos literarios quise ser más que un escritor el protagonista de una apasionante biografía, por supuesto nunca lo logré; fue entonces que cercanos los cuarenta comencé a pensar en mi origen en relación a lo  que llamamos mundo.  Lo encontré en Río Colorado, Villa Iris y Bahía Blanca;  lugares en donde se gestó mi memoria. De ahí en más todo fue una revisión, y como he tenido el beneficio de vivir atento a todo lo que resulta desatendido  por los ojos de la “normalidad” fui desarrollando una pequeña obra que va y viene por el tiempo. En ella se puede leer mucho de lo que cabe en mi nombre.
El libro de mamá, es ante todo un homenaje a la escritura de mi madre, gracias a  ella aprendí muchas de las palabras extrañas que hoy conforman mi léxico; por ejemplo:  Yermo  = “Que no tiene vegetación y no está cultivado o no se puede cultivar”.  Ella utilizó ese término refiriéndose a la orilla de un salitral que hay en La Pampa y se llama “La Gotera”. Gracias a mi madre, entre muchas de las posibilidades que ella me brindó, también tuve la posibilidad de saber que adentro de un libro  hay montones de mundos, incluso el suyo.
El libro de mamá es ella, y es ella quien en su cuenta de Facebook escribió: Me impresioné al encontrar un libro sobre mi mesa de trabajo. Se llama El libro de mamá. Sin imaginarlo siquiera lo escribí,  no yo; German,  que se tomó el trabajo de hacerlo recopilando mis estados de Facebook.

 


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